domingo, 30 de noviembre de 2008

Recordando(té)

La mediocridad de lo cotidiano estaba carcomiendola.
Siempre la misma rutina. El despertador, el mate, el beso de despedida, la nota en el papelito amarillo; el regreso, el nuevo mate, las galletitas con mermelada y alguna que otra conversación que siempre terminaba en gritos.
Al día siguiente, el teléfono que anunciaba otro mensaje de texto, otra invitación a esa cama, a ese mate, a las pastas y las discusiones políticas inconclusas.
El vértigo constante de su estado de ánimo, los consuelos eternos, siempre sin agradecimientos, siempre sin respuesta. Los "te quiero" vacíos, los dolores de estómago. La vuelta a su casa.
Y cada vez que tomaba el colectivo se decía a si misma, se prometía, juraba por santos y profetas, no volver. Y cada vez que llegaba el mensaje, cada vez que oía su voz, ponía su vida a un costado, dejaba todo de lado, y corría a su encuentro.
A la misma cama, en la misma casa con la misma rutina, siempre con la esperanza de que mañana fuera un día mejor, siempre esperando que ella lo arrancara de su mente. Esperando, porque después de todo... incluso en estos tiempos, veloces como un Cadillac sin frenos, todos los días tienen un instante en que cierro los ojos y disfruto echándote de menos. Y se iría el dolor mucho más lejos si no estuvieras dentro de mi alma, si no te parecieras al fantasma que vive en los espejos.*

*Joaquín Sabina - Incluso en estos tiempos