En esos momentos en que, convencidos de haberlos dejado atrás,
de haber escapado al fin de sus garras,
logramos crear una cierta estabilidad para nuestra existencia,
(por demás falsa, pero no por eso menos reconfortante);
siempre vuelven para recordarnos que aún les pertenecemos
y que nunca, nunca, vamos a dejar de ser suyos.
(temibles Fantasmas del Pasado)
1 comentario:
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Sí, sí...
el truco está en aceptar ese hecho inflexible y no autoflagelarse intentando arrancarnos de la cadena... y en cambio aprovechar los momentos en que esa pertenencia no nos "cala"...
(suspiro)...
Saludos...
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