martes, 9 de octubre de 2007

Muere lentamente

Muere lentamente quien se transforma en esclavodel hábito, repitiendo todos los días los mismostrayectos, quien no cambia de marca, no arriesga vestirun color nuevo y no le habla a quien no conoce.
Muere lentamente quien hace de la televisión su gurú.
Muere lentamente quien evita una pasión, quienprefiere el negro sobre blanco y los puntos sobrelas “íes” a un remolino de emociones, justamente lasque rescatan el brillo de los ojos, sonrisas de losbostezos, corazones a los tropiezos y sentimientos.

Muere lentamente quien no voltea la mesa cuandoestá infeliz en el trabajo, quien no arriesga lo ciertopor lo incierto para ir detrás de un sueño, quien no sepermite por lo menos una vez en la vida, huir de losconsejos sensatos.
Muere lentamente quien no viaja, quien no lee,quien no oye música, quien no encuentra gracia en símismo.
Muere lentamente quien destruye su amor propio,quien no se deja ayudar.
Muere lentamente, quien pasa los días quejándosede su mala suerte o de la lluvia incesante.
Muere lentamente, quien abandona un proyectoantes de iniciarlo, no preguntando de un asunto quedesconoce o no respondiendo cuando le indagan sobrealgo que sabe.
Evitemos la muerte en suaves cuotas, recordandosiempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayorque el simple hecho de respirar.Solamente la ardiente paciencia hará queconquistemos una espléndida felicidad.


Pablo Neruda


Cuando uno se para frente a la grandeza, hay que saber reconocer que allí se encuentra.

Las palabras de Pablo Neruda lo dicen todo, son mágicas, perfectas. Solo queda por rogar que podamos ser como el poema dice, y morir plenamente habiendo llevado una vida llena de sensaciones, tanto buenas como malas, pero sensaciones al fin.

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